Recientemente, he estado explorando la pregunta de por qué la calidad de los productos electrónicos de consumo parece ser tan baja. Las razones fundamentales parecen ser la producción masiva y la obsesión por los precios bajos, lo que lleva a los fabricantes a utilizar materiales de menor calidad y a apresurar los procesos de producción. Además, la obsolescencia programada juega un papel importante, ya que los fabricantes diseñan productos para que duren menos tiempo y así los consumidores tengan que comprar reemplazos con más frecuencia. También hay una falta de regulaciones estrictas que aseguren la calidad del producto. Por último, como consumidores, nuestra demanda de lo último y lo mejor también contribuye a este ciclo de baja calidad.
